domingo, 19 de mayo de 2013

Capítulo Octavo: Extraño

Un camino distorsionado. Un objetivo equivocado. 

Un camino largo, a veces blanco y otras oscuro, y de nuevo los pensamientos se hacen presentes para escurrirse hasta llegar al instrumento que los plasma en este medio: mi fiel compañero. A veces tan fácil, unas más complicado, ¿Por qué será así?.

Cuando los humanos tratamos de evaluar el desempeño de un grupo de personas con una de ellas al mando, y descubrimos que la mayoría de los subordinados falla ¿A quién debemos referirle la culpa? La mayoría lo haríamos a la persona al mando. Y es entonces donde, tal vez he descubierto que no tengo a un grupo de personas bajo mi cargo, pero detecto que si he convivido en varios momentos de mi vida con personas completamente diferentes respecto a edad o modo de ver la vida, y he fallado con ellas, entonces la culpa es mía. 

Esa culpa que un día alguien me dijo "Es momento de que enfrentes la responsabilidad de tus actos y dejes de echarle la culpa a los demás por lo que te ocurre..." ¿A caso era necesario escucharlo? porque hoy parece que todos los golpes fuertes en mi vida son los que en verdad me han enseñado a ser una mejor persona; y me pregunto que sería de mi si no hubiera aceptado las condiciones, tiempo atrás, del trato que me hice para ser lo que hoy con tanto anhelo deseo en ésta vida. Tanto sentimentalismo hace parecerme alguien loco, débil, ese sentimentalismo que es difícil de suprimir de mi vida, aprendido por un par de años, infiltrado hasta los espacios mas recónditos de mi ser, donde aún se alberga y de vez en cuando hace acto de presencia; muchas veces la esencia de este medio, pero que poco a poco se ha ido modificando desde que llego a este lugar, que hoy es su casa y del cual aún no estoy seguro si lo seguirá siendo. 

Aún me pregunto cuantos años mas pasarán para que pueda ver los resultados de lo que he hecho, tal vez poco a poco los he percibido, y el proceso es el que en verdad he disfrutado porque pienso que cuando lo logre, tendré que buscar un nuevo objetivo que me haga todavía mejor de lo que soy y de lo que seré. Un capítulo de silencio, de ausencia y de vacío. Y después muchos de ellos han tenido el mismo motivo, aunque no sé cuantos mas vengan con el mismo propósito. Todo lo que siento he tratado de plasmarlo de la forma en la que, si algún día alguien, por curiosidad o por atención, revisa este sitio tan personal, trate de entender lo que día a día vivo, pienso, percibo, experimento, respiro...

Después sólo veo que lo que realmente importa es que lo entienda y aprenda, porque si algo he de confesar hoy, es que muchas de las entradas aquí expuestas, las he olvidado o tal vez he querido ignorarlas, sin saber que las armas que he tomado del camino recorrido no debo dejarlas ya que, aunque aquí ya no haya una batalla o guerra que pelear, no estoy a salvo de experimentar dolor o peor aún, de sufrir. 

¿Cómo decirte lo que hoy siento, si tú sólo ignoras lo que digo? fue una de las grandes cuestiones que durante un tiempo me realicé, pero que hoy ya no necesito darle respuesta porque, dentro de la fábrica de los pensamientos, ideas y sentimientos, me hace falta desarrollar el área donde he de resolver esas cuestiones a las que en ciertas ocasiones no les encuentro solución.

Ésta noche unas lágrimas han logrado salir de mis ojos y no sé si son de tristeza o felicidad porque a veces te siento tan cerca de mi y otras ocasiones siento que te has ido sin la posibilidad de regresar. Éste es el momento de terminar esta historia. Sólo puedo decirte que gracias a lo que fuiste he podido forjar lo que hoy soy, y sólo espero mas adelante honrar tus enseñanzas con una gran sonrisa y  la frente en alto. 



sábado, 4 de mayo de 2013

Capítulo Séptimo: Aquí Estoy

Veo como por el suelo las sombras cambian de forma constantemente. Puedo sentir como el viento se estampa contra mi cara mientras corro por las calles de la ciudad; uno que otro extraño analiza mi paso y tal vez se pregunta el porque de mi prisa. He decidido huir de la verdad, corriendo para tratar de olvidar lo que ocurre pero con la misma manía de mirar hacia atrás para saber lo que he dejado en el camino. Si las historias que nuestros padres nos cuentan de pequeños fueran ciertas, tal vez sería un pilar de sal: blanco, duro e inamovible. Para mi fortuna aún puedo moverme, sólo que a veces no se a donde me dirijo. 


Mi corazón late muy rápido, mi ojos tratan de liberar lo que siento aunque yo me niegue a que ocurra, ya que mi campo de visión será peor de lo que es. Trato de escapar de nuevo, mi cabeza voltea a todas direcciones en la búsqueda de lo necesito, de lo que creo haber perdido. Tal vez estoy en el lugar equivocado pero ¿Por qué aún nadie me lo ha dicho? y en éste preciso momento podría apostar que ésto es mas por decisión que por equivocación. Sigo mi camino y tomo los elementos que creo convenientes para mi, ¿Eso me hace falso ó un ladrón?. A veces me veo al espejo y detecto que podría tenerlo todo, pero pienso que tengo tan poco. He pensado que quisiera huir y comenzar de nuevo; aunque después considero que sería lo mas cobarde que podría hacer. Me detengo, veo que parece que he avanzado tanto porque mis piernas están cansadas y cuando volteo sólo he recorrido unos cuantos metros. Hay algo que no me deja avanzar, pero de nuevo mi mente juega conmigo y me hace creer que a toda costa necesito conseguir lo que tanta falta me hace.

¿Por qué me has engañado de ésta manera? En entradas anteriores había llegado a una errada conclusión de que ya no había dudas, sino análisis de las alternativas que tenía por seguir sin importar el sitio donde me encontrase. No es verdad, pero hoy ya no me duele aceptarlo, quisiera sentir hoy a alguien tomándome entre sus brazos y diciéndome "Todo estará bien..." pero se que no ocurrira, porque estoy acostumbrado a ser yo quien lo diga, el que lo haga.

Conozco mis debilidades. Es necesario que trabaje con ellas, no quiero detenerme pero quiero que éste sentir pare. 

Necesito una pausa. Hoy más que nunca necesito recordar el motivo de mi existencia, el motivo de porque aún no me he rendido.