sábado, 4 de mayo de 2013

Capítulo Séptimo: Aquí Estoy

Veo como por el suelo las sombras cambian de forma constantemente. Puedo sentir como el viento se estampa contra mi cara mientras corro por las calles de la ciudad; uno que otro extraño analiza mi paso y tal vez se pregunta el porque de mi prisa. He decidido huir de la verdad, corriendo para tratar de olvidar lo que ocurre pero con la misma manía de mirar hacia atrás para saber lo que he dejado en el camino. Si las historias que nuestros padres nos cuentan de pequeños fueran ciertas, tal vez sería un pilar de sal: blanco, duro e inamovible. Para mi fortuna aún puedo moverme, sólo que a veces no se a donde me dirijo. 


Mi corazón late muy rápido, mi ojos tratan de liberar lo que siento aunque yo me niegue a que ocurra, ya que mi campo de visión será peor de lo que es. Trato de escapar de nuevo, mi cabeza voltea a todas direcciones en la búsqueda de lo necesito, de lo que creo haber perdido. Tal vez estoy en el lugar equivocado pero ¿Por qué aún nadie me lo ha dicho? y en éste preciso momento podría apostar que ésto es mas por decisión que por equivocación. Sigo mi camino y tomo los elementos que creo convenientes para mi, ¿Eso me hace falso ó un ladrón?. A veces me veo al espejo y detecto que podría tenerlo todo, pero pienso que tengo tan poco. He pensado que quisiera huir y comenzar de nuevo; aunque después considero que sería lo mas cobarde que podría hacer. Me detengo, veo que parece que he avanzado tanto porque mis piernas están cansadas y cuando volteo sólo he recorrido unos cuantos metros. Hay algo que no me deja avanzar, pero de nuevo mi mente juega conmigo y me hace creer que a toda costa necesito conseguir lo que tanta falta me hace.

¿Por qué me has engañado de ésta manera? En entradas anteriores había llegado a una errada conclusión de que ya no había dudas, sino análisis de las alternativas que tenía por seguir sin importar el sitio donde me encontrase. No es verdad, pero hoy ya no me duele aceptarlo, quisiera sentir hoy a alguien tomándome entre sus brazos y diciéndome "Todo estará bien..." pero se que no ocurrira, porque estoy acostumbrado a ser yo quien lo diga, el que lo haga.

Conozco mis debilidades. Es necesario que trabaje con ellas, no quiero detenerme pero quiero que éste sentir pare. 

Necesito una pausa. Hoy más que nunca necesito recordar el motivo de mi existencia, el motivo de porque aún no me he rendido. 

No hay comentarios: